El conjunto de xilografías y matrices de la imprenta Guasp fue declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) en el otoño del 2008, hecho que permite distinguirlo como uno de nuestros tesoros patrimoniales más destacados.
La colección perteneciente a esta imprenta, inaugurada por Gabriel Guasp hacia 1575, fue heredada de generación en generación hasta 1958, año en el que el negocio familiar cesó su actividad. El conjunto de numerosas piezas custodiadas desde hacía siglos –consideradas, por tanto, como auténticas reliquias– fue adquirido por Claudio Perdiguero, un reputado anticuario madrileño que se llevó todo el material a la capital española con el objetivo de revenderla por un precio superior a un coleccionista norteamericano. Quién sabe dónde habría terminado de no haber intervenido Micaela Ferrer, que recuperó la colección y la devolvió a Mallorca. Allí, pasaron a manos de Bartomeu Romaguera. Parte de las xilografías estuvieron expuestas en los corredores del claustro de la Catedral de Palma hasta ser adquiridas por Ana Mª Boutroux –la misma persona que rescató los fondos de la farmacia cartujana– que, a su vez, las reubicó en el municipio de Valldemossa. Finalmente, la colección fue adquirida por el abogado Tomàs Capllonch, pasando después a ser propiedad de los hermanos Capllonch-Ferrà.
Las xilografías que conforman el legado de la imprenta Guasp destacan no sólo por su importancia histórica –predominan las matrices del siglo XVIII– sino por su diversidad tipológica y temática. La prensa para llevar a cabo las impresiones también representa uno de sus principales atributos: datada del año 1622, es una de las más antiguas que se conservan en la actualidad en Europa, junto con las que se conservan en el Museo Platin-Moretus d’Amberes.
Más de mil quinientas piezas conforman un legado único, reforzado por otros objetos que la propia familia Guasp adquirió de otras imprentas mallorquinas. Es por ello que hoy, después de este curioso devenir histórico, los visitantes de la Cartuja de Valldemossa tienen la oportunidad única de admirar una de las colecciones más valiosas del continente europeo.