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Compuesta en 1840 y publicada al año siguiente, la tercera de las famosas baladas de Frédéric Chopin estaba dedicada a la princesa Pauline de Noailles, que moriría tres años después a los veinte años de edad. Inspirada en la figura de Ondina, protagonista de una leyenda alsaciana en la que una sirena se enamora de un príncipe, la pieza trata de imitar la ondulación del agua, por lo que existen ciertos paralelismos con el preludio “Gota de Lluvia” que compuso en Valldemossa en el invierno de 1838. Caracterizada por su larga introducción, fue la más lírica de las baladas que firmó Chopin y, curiosamente, la que tuvo mayor repercusión en su momento.

El maestro polaco Krystian Zimerman se encarga de interpretar la Ballade nº3 en el siguiente video:

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