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Mallorca ha llegado a convertirse en el núcleo de un conjunto de espacios en los que el arte es el absoluto protagonista a partir de la exposición de colecciones pertenecientes a diferentes campos artísticos, autores y épocas de la historia. La diversidad de propuestas, sumada a la espectacularidad de las obras que contienen, dan como resultado un escenario que puede adaptarse fácilmente a los gustos e intereses del visitante.

La capital, Palma, aglutina algunos de los museos más destacables del panorama artístico isleño. El Museo Fundación Juan March, ubicado en una antigua casa señorial de la calle Sant Miquel, pasa por ser uno de los espacios predilectos por los turistas que visitan el centro histórico de la ciudad. Destaca por albergar una colección permanente centrada, sobre todo, en representantes españoles de las primeras vanguardias: Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí, Juan Gris … Este patrimonio de primer orden se complementa con la obra de artistas posteriores y, también, una excelente colección de piezas escultóricas de Auguste Rodin, Henry Moore o Eduardo Chillida. Avanzando por la misma calle, en dirección a la Catedral, podemos acceder a las instalaciones del Museo Diocesano de Mallorca. Situado en un ala del Palacio del Obispo -un espacio de estilo gótico catalán y barroco–, sus instalaciones trazan un recorrido de alto interés histórico y artístico a partir de un conjunto de obras íntimamente ligadas a la historia del cristianismo en la isla. El famoso Retablo de Sant Jordi, firmado por Pere Niçard, es una de sus principales atracciones.

Si el visitante busca una perspectiva mucho más amplia en el tiempo, la colección que alberga el Museo de Mallorca reúne los suficientes alicientes como para convertirla en una parada obligatoria en el transcurso de esta ruta. Su espectacular edificio, que conserva todavía la mayor parte de la estructura pentagonal de la época barroca, se encarga de ofrecer una vasta panorámica, puesto que abarca desde la época prehistórica hasta el siglo XX. En su interior, podemos admirar un patrimonio pictórico de gran importancia a partir de un conjunto de firmas destacadas: Joan Mestre Bosch, Mattia Preti, Antoni Ribas, Ricard Anckerman, Joan Fuster, Antoni Gelabert o Joan Junyer, entre otros.

En Palma también se localizan otros espacios recomendados. Fundado en 2004, Es Baluard ha conseguido encabezar la lista de espacios museísticos más frecuentados a partir de un conjunto de exposiciones -permanentes y temporales- centradas en el arte moderno y contemporáneo. El CaixaForum Palma, ubicado en el Gran Hotel (una de las primeras construcciones modernistas de la capital palmesana), cuenta con una colección permanente dedicada al pintor Hermenegildo Anglada Camarasa en la que destaca una de sus obras más icónicas: el imponente “El tango de la corona”.
Otra alternativa interesante: la Fundación Pilar y Joan Miró, un centro cultural y artístico proyectado por Rafael Moneo en la que se puede disfrutar de un fondo que supera las seis mil obras: desde pinturas a esculturas, pasando por primeros bocetos, fotografías, correspondencia y otros documentos de interés. El visitante puede conocer de primera mano la atmósfera en la que trabajó ininterrumpidamente el genio catalán durante casi tres décadas -desde 1956 hasta el año de su muerte, el 1983- al tiempo que puede admirar la obra de otros artistas afines a Miró, como Tàpies, Chillida, Sempere, Mompó o Chagall.

Fuera de la urbe, se abre un interesante abanico de posibilidades que nos dan la oportunidad de conocer un poco mejor la isla, así como su patrimonio histórico-artístico. La colección artística contenida en la Cartuja de Valldemossa ha aumentado su protagonismo con el paso de los años hasta convertirla en otro punto de gran interés. La pinacoteca perteneciente al Museo Municipal de Valldemossa converge en una imponente muestra de obras paisajísticas inspiradas en la Serra de Tramuntana -desde Andratx hasta llegar a Pollença- a través de los ojos de artistas nacionales e internacionales: Ricard Anckerman, Toni Ribas, Lorenzo Cerdà, Francisco Bernareggi, Joan Fuster … Hay que prestar especial atención a la obra de pintores residentes en el pueblo como fueron Bruno Zupan, Nils Burwitz, Tomeu Reüll y, sobre todo, el catalán Josep Coll Bardolet, un nombre íntimamente ligado a la memoria colectiva de Valldemossa.

Otro punto de interés en la Cartuja se encuentra en su planta superior, espacio en el que se sitúa una muestra permanente de arte contemporáneo. Juli Ramis -uno de los pintores mallorquines más importantes del siglo XX- ocupa un lugar preeminente, aunque también se puede disfrutar de piezas de Francis Bacon, Henry Moore o Max Ernst, figuras con las que Ramis coincidió durante su estancia en París. Dentro de esta muestra de arte contemporáneo hay espacio para una serie de obras y documentos íntimamente ligados al ultraísmo, movimiento que se postuló como una respuesta al modernismo, y que fue promovido por el escritor Jorge Luis Borges y, en el caso de Mallorca, por Jacob Sureda, hijos del matrimonio Sureda, residentes en el Palacio del Rey Sancho.

Continuando esta ruta artística por el norte de la isla, el museo modernista de Can Prunera de Sóller es otra apuesta segura para los amantes del arte. La muestra “Del Modernismo en el siglo XXI” es uno de sus puntos fuertes: aquí encontraremos una colección de piezas de autores como Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Klee, Fernand Léger, Maurice Vlaminck, Santiago Rusiñol, Eliseu Meifrén, Ritch Miller o Miquel Barceló. De Sóller podemos desplazarnos hasta el Monasterio de Lluc: su museo tiene como principales atractivos varias colecciones de elementos típicos mallorquines -cerámicas, vestimentas, etc.- y una notable pinacoteca en la que predominan los artistas mallorquines. Desde este punto, avanzando hacia el este, se sitúa uno de los espacios artísticos más admirados del Levante mallorquín. En la finca Sa Bassa Blanca (Alcúdia), y más concretamente dentro de un edificio diseñado por Hassan Fathy, toma forma la Fundación Yannick Vu y Ben Jakober, considerada como una de las fundaciones de arte contemporáneo más importantes a nivel estatal. Contiene una importante muestra de la obra de Domenico Gnoli, pero también de otros nombres destacados como Miguel Barceló, Ferrán García Sevilla, Vu Cao Dam o Rebecca Horn. Dos de los espacios más concurridos por sus visitantes son el parque de esculturas de animales que realizaron Jakober y Vu siguiendo los modelos de Egipto y Japón y, también, la colección “Niños”, compuesta por más de ciento cincuenta retratos de menores de edad que fueron elaborados entre los siglos XVI y XIX.

Este itinerario básico se complementa con la existencia de un alto número de espacios artísticos (galerías, museos, talleres, etc.) en los diferentes municipios mallorquines. Poder concentrar este inmenso tesoro patrimonial dentro de una misma isla –con la particularidad de ser relativamente pequeña- confirma que Mallorca es, en verdad, un lugar privilegiado.

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