Pocas tradiciones navideñas han tenido un vínculo tan profundo para la población mallorquina como el Canto de la Sibila, una tradición de origen medieval mediante la cual se verbalizaban las profecías apocalípticas de la Sibila de Eritrea. Considerada como una parte de los clásicos maitines de Navidad, únicamente ha pervivido en Mallorca y en alguna localidad valenciana, siendo considerada Bien de Interés Cultural en el 2004 y, con posterioridad –concretamente el 15 de noviembre de 2010– distinguida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
Esta costumbre se reviste de un detalle curioso: Valldemossa es el único pueblo mallorquín en el que se interpretan dos versiones distintas de la Sibila. La primera de ellas, la más corriente, coincide con los maitines en la Cartuja de Valldemossa; la segunda, se celebra durante la tarde del Día de Reyes. Mucho más desconocida, esta última es una versión dialogada con Herodes, rey de Judea, incluida en la representación teatral “L’Adoració dels Reis”. Fue interpretada por última vez en 1985.
La Fundació Coll Bardolet y el musicólogo Francesc Crespí han sido algunos de los principales responsables en la recuperación de la llamada “Sibil·la dels Reis” desde el año 2014: Margalida Colom, que interpretó por primera vez este canto en 1937, transmitió la canción a un grupo de jóvenes que, en boca de Júlia Colom, han permitido revivir una tradición que algunos ya consideraban perdida y que vale revivir en un entorno tan especial como es Valldemossa durante las fiestas de Navidad.